Recién llegada [Disponible]

Tenía escazas horas de haber llegado a Forks, parecía por completo un lugar tranquilo, mi destino anterior habían sido Las Vegas, un cambio drastico, sabía de algunos vampiros acentados en el lugar, estaría tranquila al menos hasta saber si me quedaría o no, parecía aburrido el lugar pero me hacía falta el descanso, segui caminando por las pequeñas calles, el clima era por demas perfecto, totalmente nublado y lluvioso, que más podía pedir?

Caminaba por las calles de Forks como solía hacerlo: sin destino. La lluvía no dejaba qe su cabello se despegase de su cara, eso ya le estaba irritando, pero sabía qe debería acostumbrarse. Miraba a su alrededor, caminando con la pulcritud y proligidad propias de los de su especie. No tardo en reconocer a una de las suyas: una vampiro. Era una nómade, no cabía duda. Tras un siglo compartiendo tierras con nómades podía reconocer a uno a kilómetros de distancia, más aún en una ciudad, donde se los veía desorbitados, al menos en parte. Aunque, debía admitirlo, ella tambien lo estaba. Cruzó la calle con un paso impecable, sus tacones resonaban sobre el vacío asfalto. Se acerco a la joven y le saludó:
-Buenas?

había percibido el aroma de los mios, no había esperado encontrarlos tan pronto, tal vez la pequeña Forks no era del todo tan aburrida, hacian falta no mas de 3 vampiros para animar un lugar, escuche un taconeo que se aproximaba e inmediato busque la procedencia, una mujer se acercaba hacía mi,el golpeteo que hacia su calzado contra el suelo llevaba un ritmo y delicadeza única de nuestra especie, sonreí de lado
-si, así es... muy buenas tardes-
responí con un tono cantarín, mi mirada enseguida estudio a la mujer

Extiende la mano para que ella la estreche, ocultando tras un gesto "educado" una segunda intención. Solía hacerlo, pero el contacto le era muy necesario a veces, cuando su cabeza no estaba del todo centrada en lo que quería hacer. Una vez que aquella nómade le estrechase la mano, tendría acceso a algo muy esencial: sabría que riesgo podría correr. Siempre había en la cabeza de un vampiro varias posibilidades, debía manejar a la vez lo que estaba haciendo y considerar lo que podría suceder a continuación, encontrandose con un desconocido. El contacto le ayudaba en eso: sabría entonces de qué se trataba su habilidad, qué probabilidades tendría de adaptarse a ellas. Odiaba la idea de hacer una lucha en medio de Forks, pues no parecía ser una vampiro mala, pero "siempre hay que mantener un punto de vista imparcial" y eso era lo que hacía.
Sonríe a la recién llegada levemente, torciendo un poco la cabeza, sin bajar la mano.
- No muerdo - ríe, irónica, pues bien que lo hacía.

Mi mirada se dirigio a su mano, frunci el ceño pero inmediato sonrei amable, no tenía por que ser arisca, extendi mi mano para estrechar la suya, regularmente evitaba el tacto con los de mi especie, me revolvia las viceras el que unos pudieran entrar en mi mente, tomar mis habilidades o demas, pero esta vez aquella regla la deje de lado, realmente deseaba quedarme algun tiempo en Forks y ella parecia amable o algo parecido, nuestra especie nunca estaba a medias, de haberme querido atacar lo habría hecho y a mi me bastarian segundos para hacerla sentir un dolor inimaginable, sonrei con sus palabras, ese humor acido que tanto me gustaba
-y yo realmente ya cene-

La amable sonrisa no se borra de su rostro al recibir la información: ilusión de dolor. Estupendo. Acostumbrada a maniobrar con vulturis y cosas extrañas, la ilusíón de dolor le era muy familiar: Jane tenía la misma habilidad y no dudaba en usarla, y ella conocía muy bien cuáles eran sus posibilidades ante aquello. Aunque claro, todo dependía de cuanta habilidad tenga la vampiro con su habilidad. Valga la redundancia.
"Ya deja de pensar en ataques" le dijo a si misma una voz en su cabeza. Y mucha razón tenía, si seguía maquinando de esa forma no haría más que provocar malentendidos, y nadie quería uno.
- Excelente - responde, conciente de que no es ninguna vegetariana al notar sus rojos ojos -¿De dónde vienes?

-estuve en Volterra-
conteste simple, habia sido llamada por los Vulturis, no me interesaba unirme a ellos, demasiado rebelde como para seguir ordenes, que les bastara con que seguiera las reglas! ademas... ellos tenian a Jane, aun asi eran avariciosos, estaban enfermos de poder
-creo que les causa placer el verme confrontar a Jane-
me encogi de hombros, desinteresada, mi mirada vago por los alrededores
-Forks parece lindo lugar, muy pintoresco... he escuchado muchas cosas... creo que aqui se dan mucho los "vegetarianos" creo tomare la dieta mientras este aqui, no vengo en tono de molestar a los locales-

- Lo es - murmura, mirando a su alrededor lentamente, como si se tratase de su antiguo hogar -. De todos modos, no estoy aquí hace mucho tiempo, pero te puedo asegurar que es un bonito lugar.
Su vista se detiene en el cielo. Totalmente blanco, no podría diferenciar una nube de la otra aunque lo intentase con mucho empeño, el color se mantenía absolutamente homogéneo. Y caía una llovisna constante y molesta. Le gustaban las cosas completas: o llovía torrencialmente, o ardía el sol. Si había un clima que detestaba era esa húmedad indefinida. Si había algo que odiaba era la indecision. Quizá era por eso que solía ser tan directa al hacer o decir las cosas: no le gustaba que dieran vueltas y no le gustaba darlas tampoco.
-Yo soy Raissa, Raissa Brooks. Soy nueva aquí tambien - sonríe, le parecía ridicula la presentación, por lo que la hacía con un tono patético, por no decir burlón.

-Darinka-
conteste a su presentacion, esas formalidades simplemente no se me daban, jamas habian sido de mi interes, recorde de niña cuando mi padre me habia dado una tutora, la pobre termino volviendose loca, mi espiritu rebelde no sabia de modales y esas tonterias, era feliz encaramada en las copas de los arboles
-bien, creo entonces que me quede algunos días-
afirme, casi avisando que ahora el territorio era tan mio como de los demas vampiros al rededor, eramos una raza que podia ser algo territorial, mire al cielo y pude sentir el rocio, esa humedad muy caracteristica de Forks
- sabes de alguna pension o hostal que pueda ser de mi agrado, tampoco soy demasiado exigente, me basta con lo basico, ya sabes... una cama donde dormir y descansar-
dije con ironia

Una sonrisa escéptica se dibuja en su cara.
- Yo no suelo dormir mucho, sabes, me paso los días vagando por los bosques. Aunque claro, si estas muy cansada, puedes buscarte algo en Port Angeles - responde -. Eso sí, aquí hay un tratado que todos deben respetar, si es que no quieres morir en manos del aquelarre cullen y una manada de metamorfos, todos a la vez. La línea de la reserva Quileute, evitala a toda costa. Sabrás darte cuenta de a que me refiero - dice, arrugando la nariz. Sin embargo, sabía bien que aquella chica no era muy respetuosa con las reglas, tenía una sensibilidad especial para con las cualidades de los suyos. Esperaba que no se le ocurriera traspasar ese límite haciendo gala de una rebeldía y estupidez increíbles. Esperaba que tuviese un poco de respeto al menos por su propia vida, si es que, como a todo nómade, no le importaban mucho los demás.

-No le dare lio a los Cullen-
Respondi en seco, conocia aquel aquelarre, incluso los Vulturi morian por tenerlos entre ellos, ademas no tenia la mas minima intencion de cruzar mi camino con un monton de chuchos, arrugue la nariz nada mas de imaginar ese olor a can
-No te dejes llevar por las apariencias, no todo nomade se deja guiar solo por su instinto-
sonrei de lado, casi con maldad, estaba siendo interesante aquel encuentro, sabia ella me leia tal cual libro, algo me decia que no me aburriria en mi corta o larga estancia, la ultima noche en el de los Vulturi habia escuchado tantas cosas, pero me imaginaba que como siempre estaban exagerando, el viento soplo trayendo con el un fuerte olor a humanidad, me relami los labios y mis rojizos ojos centellaron, pude sentir mi garganta arder como si llevara fuego en ella, el rubio cabello me ondulaba, mire hacia el final de la calle, unos adolecentes parecian disfrutar de la noche, no eran visibles y a oido humano era imposible saber de su presencia, pense si tal vez extrañarian a alguno de ellos en sus hogares, deseche la idea de inmediato, no valia la pena el bocadillo

- Por supuesto que no - sonríe, ella entendía bien a que se refería y eso le gustaba, odiaba dar explicaciones -. Yo fui nómade hasta hace unas semanas podría decirse, y se muy bien que si no tienes un poco de cerebro no duras ni veinte minutos.
Se mueve el cabello con una mano. Aquella maldita lluvia.
Nota que a Darinka acaban de llamarle la atención unos jóvenes. Podía sentir el olor, era realmente intenso. Una tortura para un vampiro carnívoro. Mira a los jóvenes con detenimiento. Ellos vivían su vida inocentemente, ignorando todos aquellos peligros que les rodeaban, todo aquello que podría hacerles daño. Desconociendo totalmente el peligro que corrían por el simple hecho de tener un corazon bombeando sangre. La lluvia se detuvo, cosa que ella agradecía. Darinka pareció controlarse, aunque había sentido un impulso asesino en ella.
-No respires - le dice, torciendo la sonrisa como solía hacerlo -. No me importa mantener silencio unos minutos mientras se van, se que no cometeras una locura - continúa. Era verdad que ella nunca lo haría, nunca probaría sangre humana. Pero, aunque no sabía que sentiría un carnívoro en ese lugar, estaba segura de que no era sencillo detenerse.

-No te preocupes, estoy bien-
Sonreí leve, evitando respirar aquel delicioso y atrayente aroma, podia contar mentalmente los latidos de los corazónes de aquellos chicos, tan agenos a nosotras, la muerte les rondaba en forma de mujer... Cualquier Vampiro fácil podía caer rendido más a pesar de ser Nomade, salvaje, podía con aquello
-Realmente admiro a los vegetarianos, creo que jamas se me daría por un largo periodo de tiempo-

Le gustaba ese comentario. Estaba agrandando su ya extenso ego, dulcificando su inmenso orgullo. Aunque sabía bien que el hecho de ser vegetariana no se trataba de algo superficial, no para ella, aunque, como solía decir: "todo suma". Ella también aprendió a admirar a los vegetarianos en cuanto los conoció, supo que no era la unica extraña que elegía esa manera de existir, como solía llamarlo. Porque en el lugar y momento en que ella fue convertida en vampiro, nadie le dió la chance de ser una vegetariana, fue algo que adoptó sola, aún creyendose rara por ello. Juro nunca probar la sangre humana y eso es lo que hizo. Porque si algo tiene de bueno su orgullo, es que la hace también una persona de palabra. Si, no hay forma de que la morocha no cumpla con su palabra.
- Yo juré hace años que no probaría sangre humana en lo que dure mi existencia, pero eso no significa que me molesten los vampiros carnívoros. Siempre hay alguno demasiado voraz, alguno que causa disturbios por gusto de atención y no otra cosa, esos suelen ser los que causan problemas y los que no me caen bien. Pero mi política siemrpe fue existir y dejar erxistir, asi que no tendré problemas mientras no provoques una guerra - ríe. Y es que realmente odia a los vampiros sedientos de poder del sur.

-Puedes estar tranquila con ello, mis diversiones no se centran en alimentarme de todo humano que se me ponga enfrente, mi apetito es algo que he sabido controlar, no necesito demasiado para subsistir, me puedo pasar tiempo consumiendo animales grandes pero siempre caigo a la tentación de los humanos-
Me encogí de hombros, mi dieta no era totalmente vegetariana pero lo intentaba en ocasiones, jámas había pensado en intentarlo como debía de ser, ser vegetariana al 100% no estaba en mis planes
-Buen lema que tomaste, existe y deja existir-
Sonreí, era un lema que bien podía adoptar, no veía a los Vegetarianos con asco como algunos otros, ni los relegaba, me importaba poco que hacía cada quien con su vida mientras no se metieran con la mia, tampoco era yo una persona de lios
-Cazare en los bosques mientras tanto, ya en necesidad, respetare su perímetro-
Acevere solemne, mi rebeldía no caía jamas en la imprudencia ni estúpidez

Y realmente le creía, porque sabría incluso mejor que ella si estuviese mintiendo. Tenía la suerte y el placer de encontrarse con una nómade controlada y sincera. Una de los muy pocos que quedaban. Una que, a pesar de seguir con una alimentación diferente, entendía su forma de pensar y no se molestaba por ella. No era muy normal que lo comprendieran y realmente disfrutaba de aquellas ocasiones.
- No se porqué tendría que hacerlo, pero te diré gracias por comprenderlo - sonríe.
Mira a su alrededor abrzandose las costillas. Era una postura bastante antinatural y no del todo comoda, pero era algo muy propio de ella, algo asi como su sello personal: siempre se paraba abrazandose las costillas y sacudía las piernas. Se veía bastante humana en cuanto lo pensaba, parecía tener frío. Ja. Frío. Qué ironía.
Dirige su vista hacia Darinka, esperando que hiciése o dijese algo. Al ver que no respondía, aburrida ya de aquella quietud y, a su consideración, aburrimiento, dice:
- ¿Hacemos algo o necesitas una invitación formal? - ríe. Amaba ese humor ácido que a los otros no solía agradarle.

-Vaya!-
Exprese con un tono animado, como si hubiera estado epserando señal alguna para pasar a la acción, sonrei animada de verdad, me era agradable toparme con alguien que me pareciera agradable, no era yo un vampiro sociable, viajaba sola, las relaciones no se me daban desde años atras, era como si la muerte siguiera a los mios pero tal vez era hora de dejar los miedos, observe curiosa su lenguaje corporal, era bastante observadora
-Tu diras cual es el entretenimiento aquí-
Mi mirada paseaba nuevamente por el périmetro, ya olvidando a los chicos de ahí cerca, como si realemente no pudiera ya sentir su presencia, acomode mi rubio cabello que había sido despeindado por el viento, aún con ello la melena quedaba salvaje mas atractiva

- Y eso depende de los gustos. Podría ofrecerte un verde, húmedo y aburrido bosque que no tiene nada que ofrecerte a menos que tengas mucha imaginación o mucha hambre - murmura, mirando los dedos con los que contaba, sin modificar el tono un ápice -. O, si tienes un buen control de ti misma, cosa que no dudaría, podría ofrecerte un Pub. Tu eliges.
Realmente le agradaba la segunda opción. Desde que había llegado a Forks, pasaba todos los dias andando por el bosque, recorriendo el terreno hasta trazar el mapa mental que tenía en la cabeza. Solía dedicar tiempo a ello cuando llegaba un lugar: formar una idea integral y total de las tierras que le rodeaban, asi no podría toparse con ningún tipo de sorpresa. Además, eso resultaba muchísimo más sencillo para la infinita memoria de un vampiro que para un torpe humano, por lo que le llevaría dos días a lo sumo. Pero ese lugar le gustaba, y había tardado más de lo necesario en recorrerlo por completo, tanto que ya se había cansado de él. Quería algo nuevo, sería la primera vez en algunas semanas en que entrara a un lugar tan recurrido, y eso le gusta. Las cosas nuevas le gustan.

-Pues suena tentador el bosque-
Comente con sarcasmo absoluto, sonrei de medio lado y me encogi de hombros con una sonrisita complice
-Pero mejor probemos con el Pub-
Tenia un buen control de mi misma y disfrutaba ultimamente de los lugares concurridos, asi fuese entre solo humanos, algo en eso me hacia recordad muy levemente mi vida como humana, recordaba vagamente todas las sensaciones, era como un borroso sueño todo lo relacionado con mi vida pasada y con esas acciones sentia como si pudiera retener los recuerdos cosa que no resultaba cada vez eran mas tenues
-Tu diras cual es el mejor Srita. Forks-
Bromee y la mire con entusiasmo puro

Esboza una sonrisa torcida, entrecerrando los ojos. Realmente tenía ganas de aparecer en sociedad, como solía llamarlo. Estaba del todo cansada de esconderse en los bosques, no ser más que una sombra corriendo de un lado a otro. Se sentía una niña en ese sentido: todo el tiempo corriendo, trepando. Y detestaba el concepto.
- Hacia el pub entonces - murmura, girando hacia su derecha de manera que su húmeda melena volara.
Comienza a caminar entonces en aquella dirección. Su paso era lento, pero no por eso torpe. Sus tacos seguían marcando un ritmo preciso, casi coreografiado. Respiraba con calma, con la frente bien alta, quizá demasiado, para sentir la levísima llovizna que caía en aquel momento. Un tenue rayo de sol se colaba entre las nubes, haciendo relucir su marmórea piel como un diamante. Sigue sonriendo, en absoluto silencio, y mira a su acompañante, haciendole un gesto con la cabeza para que le siga.